Jesús en pesebre, sin cuna, nació;
Su tierna cabeza en heno durmió.
Los astros brillando, prestaban su luz
al Niño dormido, pequeño Jesús.
Los bueyes bramaron y Él despertó,
mas Cristo fue bueno y nunca lloró.
Te amo, oh Cristo, y mírame, sí,
aquí en mi cuna, pensando en ti.
Te pido, Jesús, que me guardes a mí,
amándome siempre, como te amo a ti.
A todos los niños da tu bendición,
y haznos más dignos de tu gran mansión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario